La transcreación es una tendencia en auge en el ámbito de la traducción. Esta tendencia ya se ha consolidado en los campos relacionados con el marketing, la comunicación y la publicidad, aunque se está extendiendo cada vez a nuevos campos y áreas. En términos generales, la transcreación podría considerarse como una transferencia de marcas y mensajes de una cultura a otra preservando la identidad de la marca y la intención creativa de la campaña original.
La transcreación, tiene como finalidad la reinterpretación de un texto para que se adapte a un público meta determinado. Es decir, se busca que el texto meta impacte de la misma manera y genere el mismo efecto y emociones en los receptores que el texto de origen. De este modo, teniendo en cuenta las diferencias lingüísticas y culturales de los diferentes públicos a los que se dirige, tanto las palabras como el significado de los textos originales se pueden ver profundamente alterados para conseguir este objetivo. Por esta razón, la transcreación no solo se limita a la traducción de textos, sino que puede involucrar la traducción de ideas, conceptos, emociones. El proceso transcreador es en esencia un proceso creativo, subjetivo y emotivo mediante el que partes del mensaje se traducen y otras se adaptan al mercado meta.
Todas estas particularidades han hecho que la transcreación adquiera una identidad propia que la diferencian de otros servicios lingüísticos como la traducción o la localización. Así, estándares como la norma ISO 17100 han reconocido a la transcreación como un servicio de valor añadido dentro de la industria de servicios lingüísticos.